Familiaridad, seguridad, franqueza.

Amor propio, autovaloración.

Afabilidad, docilidad, bondad.

Aprecio, respeto, estimación.

Rectitud en el obrar; veracidad y transparencia en el actuar.

Integridad, decoro y decencia.

Obrar con otros para un mismo fin.

Actuar con rectitud frente a las normas de la comunidad educativa, reconociendo y respetando el principio de autoridad.

Dependencia mutua y respeto por el otro.

El espacio escolar es una pequeña sociedad, y como tal, deben tener cabida todos los miembros de la comunidad para fomentar un respetuoso convivir.

La educación inclusiva da respuesta a la aceptación por la diversidad, al reconocimiento y valoración al otro; y se ocupa de educarlos con pertinencia en una institución abierta y flexible que acoja a todos nuestros niños y jóvenes; y que puedan compartir una experiencia educativa común, permitiéndoles aprender juntos y desarrollar sus competencias básicas, ciudadanas y laborales.